...De hecho, muchas cosas han pasado. Al volver de nuestra feliz estancia en Lisboa, la vida sigue. Poco a poco hemos ido entrando en una nueva etapa (tú, mi amor, y yo, porque no me concibo a mí sin ti). Y es que diez años juntas es un montón de tiempo.
Hemos visto como nos salen las primeras canas... Bueno, a ti antes que a mí, porque para eso soy cuatro años más joven (chincha). Nos pusimos llorosas el verano pasado, cuando estábamos haciendo "house sitting" en casa de mi tío, y yo te ayudé a teñirte las canas (era la primera vez) y comenté algo así como "míranos aquí, con lo chiquititas que éramos cuando nos conocimos, y ahora tiñéndonos el pelo juntas". De todas formas, fue un verano genial, con las dos perras y la piscina... Y tú eres de lágrima fácil, así que supongo que no fue para tanto.
Hemos visto el cuerpo que cambia un poco (bueno, el tuyo no, sigues igual de espectacular), que las amigas se embarazan, que la gente cambia, que el trabajo es tedioso, que la vida se hace monótona a veces... En realidad no hay que tener miedo al paso del tiempo; la nueva etapa no es mejor ni peor, solo diferente. Eso es lo que dice mi psicóloga, a la que visito desde enero de 2019 (una de las mejores decisiones que he tomado, por cierto). Y yo creo que tiene toda la razón, pero a veces cuesta.
Todo eso me hace pensar en lo que dice Haizea's wife: que unas personas tendemos a ser melancólicas y otras, a ser ansiosas, y que lo ideal es que en una pareja haya las dos y se complementen. En nuestro caso, se cumple, lo cual está muy bien. Yo soy la melancólica y tú eres la ansiosa, está más claro que el agua.
Pero volvimos de Lisboa en el verano de 2016 y ha pasado tiempo. Hemos visto todas estas cosas, y también hemos pintado la casa, hemos cambiado muebles, he empezado a patinar, nos hemos ido adentrando cada vez más en el "residuo cero" y en el consumo consciente, hemos abierto una cuenta conjunta con una hucha llamada "ahorro conyugal", ectétera. Ha habido grandes momentos, viajes, grandes lecturas... Pero si tuviera que hacer un resumen rápido por año, con las mejores cosas que han pasado, solo cosas buenas, sería algo así:
- A los vientinueve, empecé a hacer krav magá...Por lo que se ve, me gustó bastante y ahora ya soy cinturón amarillo, lo cual me llena de orgullo.
- A los treinta, adoptamos a nuestra adorada Rita, oriunda de Baza, y llamada así por diferentes motivos: 1. Por la unión de perri+rita, que da lugar a perrita; 2. Porque está cruzada con podenco portugués; 3.Porque nos gustaba el nombre y le va muy bien. Eso sí, también responde a los nombres de "perri" y de "cariño".
- A los treinta y uno, me hice vegetariana definitivamente (en casa, casi vegana). Este ha sido el punto final de un proceso más o menos largo, que empezó en 2017, con la lectura de un libro de Jesús Mosterín, titulado El triunfo de la compasión. Por el camino ha habido documentales, búsqueda de información sobre vegetarianismo y nutrición, mucha reflexión y otros libros (Corine Peluchon, Peter Singer, Yuval Noah Harari...) y ha habido también fases. Supongo que, como casi todo el mundo, primero fui flexitariana y reduje sustancialmente el consumo de carne, luego dejé toda la carne menos el jamón, después quité por completo la carne, luego quité el pescado y reduje casi a cero el consumo de lácteos en casa y por último, dejé de usar cosméticos de origen animal. Y en esas estoy ahora. He cambiado un poco la dieta y haciendo tanto deporte (correr, ir en bici por Madrid, krav, patinar y tenis ocasional), el resultado es que me siento fetén.
- Y no se me puede olvidar: a los treina y uno me casé; bueno, nos casamos.