lunes, 3 de julio de 2006

Cuatro días en la gran urbe

De nuevo seis horas en un autobús dan para mucho, y especialmente para rememorar todos los buenos momentos acontecidos en los días previos. Han sido cuatro días frenéticos y de intensa vida social, cuatro días de calle, en los que sólo he parado en casa para comer y dormir (y a veces, ni eso). Mi casa se convirtió en un hostal compartido entre pamploneses y malagueñas, y el número de habitantes se cuadriplicó de súbito, pasando de dos a ocho. (Es lo que tienen las casas de inversión).Y es que como reza el cartel de la puerta, de fabricación helénica a la acuerla (lo pintó Elena), es una auténtica pensión de buena voluntad para friquis, lesbianas, blogueras y otras criaturas. Ha sido un viaje fugaz a la capital del reino, pero estoy bastante satisfecha porque he conseguido hacer la mayor parte de las cosas que tenía previstas, dentro de que yo casi nunca preveo nada. Al final he conseguido quedar con todas mis nuevas y viejas amistades, blogueras, suizos, o todo a la vez. He sido partícipe una vez más de una katarsis colectiva en la que me invadió un sentimiento de euforia y alegría como pocas veces he sentido, y también de todo tipo de monokatarsis báquicas, he visto a los de Amo A Laura, me he emocionado oyendo cantar a Chavela Vargas en la Plaza de España y he visto a Haizea mucho más contenta con su silbato nuevo, me he reído, me he inventado palabras, me he cogido un par de cogorzas bastante respetables, y he salido de jueves a domingo sin parar, y he ido a ver a tocar a mi filotío en el Café Berlín. Y como siempre, he rematado el frenesí de salidas y entradas yendo con la Tejedora de Sueños de expedición al Escape (como no podía ser de otra forma) un domingo por la noche, y fichando sin parar a una chica con gafas (no de pasta, pero eran gafas, al fin y al cabo, y eso es lo que cuenta) y con cara de tener blog, o de ser un poco friqui, al menos. De Chueca llegué a la ducha a las 7 de la mañana, de la ducha a las tostadas y de las tostadas a Méndez Álvaro para coger el autobús de vuelta a Málaga. (En realidad me dio poco tiempo a rememorar los buenos momentos, porque me dediqué a dormir a pierna suelta las seis horas que duró el trayecto en autobús). Ni siquiera me dio tiempo a ver la nostalgia amarilla que había en el campo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

la nostalgia amarilla... esa de la que hablás..., disfruta más cuando ese tiempo en que le dedicás a mirarla... coincide con esos sentimientos que te llevan a hacerlo.

estos 4 dias en la gran urbe..., no eran para dedicarselo a ella...
..., y eso está muy bien... ;)

Anónimo dijo...

q pena q no te vi, emperatriz....

el sábado el escape tendría q estar impracticable....

besos veraniegos :-)

Anónimo dijo...

Este ya es el tercer blog en el que leo que "domingo" y "escape" en la misma frase. Estabais todas allí pegadas ¿no?

Qué envidia...

Un saludo y ánimo el veranito en Malaga.

Anónimo dijo...

Joooo que suerte poder salir el domingo, echo de menos esa época, yo ahora sólo los fines de semana.

Griada dijo...

Ains... si al final el domingo me arrepentí de no salir...
Pásalo muy bien en Málaga, Madrid te estará esperando, ejej

Un beso!!

Anónimo dijo...

Marina: Los cuatro días en la gran urbe fueron geniales, ya te dije. Una pena que no duraran más.

Sinfonía: El Escape estaba completamente impracticable. No cabía un alfiler.

Sixtra: ¿Quién más fue al Escape el domingo? Tengo curiosidad. Yo creo que debo de haber coincidido con alguna bloguera en más de una ocasión.

Diciembre: Es lo que tiene estar ya de vacaciones. Hay que aprobechar.

Hada Gris: Ya, deberías haber salido. Estuvo bien. Pero habrá muchos otros días.

Ninfa dijo...

La pequeña Penca con sus idas y venidas... que no paras ni un segundo :P.
Ya puedo hacerte chantaje... ¿recuerdas a ese tipo que iba en el autobus contigo con un sombrero negro y apariencia misterisa? fue el encargado de hacerme una foto tuya mientras soñabas después de tantas horas de no parar ;)
Besos!

Momo dijo...

Ola penkiya! Dios mío! Qué caos de vida, ¿verdad? ¡Vaya fin de semana!Aún me acuerdo de nuestra conversación metafilosófica del Escape, ¿te acuerdas?, mientras la tia de las gafas no paraba de fichar desde lejos. Y del vagabundo, y de mi caída ultradelicada jajaja. ¡Mira si seré penca! Pero, una penca elegante. Bueno, no divages demasiado en Málaga no vaya a ser que te conviertas en una mística alucinada. Un beso!