domingo, 8 de mayo de 2011

Ver sin querer

La diferencia entre ver y mirar, sintácticamente hablando, es una diferencia de papeles temáticos: ver exige un sujeto que sea un tema y mirar no. Cuando vemos, vemos sin querer; cuando miramos somos sujetos agentes.

Por eso no podemos decir que alguien nos ve atentamente.

Por eso las miradas nos desgastan, nos cansan. Para evitarlas, yo siempre llevo un libro en el metro. Y, a falta de libro, miro los zapatos de la gente.

Por eso es fría la mirada de los ciegos.

Y resulta de una ironía amarga una frase que cacé por casualidad hace unos días:
¡Nos vemos el próximo día!
Dos ciegos se despedían en la boca de metro.

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Qué genial viaje de cuelgue. Cuatro horas en autobús merecieron la pena para ver a Los Gandules en unas fiestas de barrio de Zaragoza y en las mejores compañías. Qué melón de acero.

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