sábado, 16 de agosto de 2008

Ángeles de la desesperación y el abandono

"Los ángeles son plurales y equívocos.

Como nacidos de la imaginación y del deseo, los ángeles no tienen ombligo.

Con el ángel caído empieza la gravedad.

El ángel del ciego es tacto.

El ángel del suicida tiene alas de grito.

El ángel del verdugo llora sangre.

El ángel del ladrón roba sombras.

Los ángeles del miedo cabalgan pegasos de plata.

El ángel del sediento tiene palabras de polvo.

Vive el ángel de la melancolía bajo un sauce llorón.

Cree el ángel en su inocencia que hay hombres de la guarda.

Llora el ángel del muerto su desolación, y como una joven viuda busca un nuevo hombre.

Los ángeles, temerosos de la soledad, se hacen custodios.

Y aunque el ángel se vista de seda, ángel se queda".


Rafael Pérez Estrada, El ladrón de atardeceres.


Todos los veranos, releo esa fantástica colección de poemas de Rafael Pérez Estrada, uno de mis poetas preferidos y paisano mío, para más inri. Hoy me he topado de nuevo con el de los ángeles, todo un ejemplo de la expresión de lo sublime de la que hablaba Longino ("lo sublime es un no sé qué de excelencia y perfección soberana del lenguaje"). No tiene desperdicio en absoluto.

Yo me quedo con los ángeles del miedo.

Y mañana a Praga...

1 comentario:

eigual dijo...

Supongo que estás en Praga. Leerás esto cuando vuelvas.
Nada, decirte que esta canción me ha hecho recordar momentos, que han quedado atrás sen el tiempo. Que acabo de encontrarme con tu blog, y que me gusta. Ya tengo para leer este fin de semana, entre otras cosas.

Un saludo