sábado, 11 de julio de 2009

Sueños

Hace un par de semanas, hablábamos Haizea y yo sobre los sueños que tenemos o hemos tenido. Haizea me preguntó cuáles eran los míos. A mí en ese preciso momento no se me ocurrió ninguno, y me preocupé un poco porque pensaba que ya no me quedaban sueños, ¡a mis años!

A día de hoy, he conseguido casi todo lo que quería, o más bien, casi todo lo que quería y era posible. ¡Hasta tengo la novia más maravillosa del mundo!

Siempre digo que me daría con un canto en los dientes con tal de no acabar sumida en la más profunda soledad, o chalada, o alcoholizada, o acampada con los indigentes del DIA, o suicidándome a la edad de Sylvia Plath. Pero tal vez eso no puede considerarse sueño.

Puede que yo apunte poco alto, puede que me conforme con muy poco, con estar tranquila, con que me quieran, con no estar enferma ni que la gente que yo quiero esté enferma. En realidad, mis sueños son muy ambiciosos, o muy poco concretos. A veces, mis mayores anhelos van condicionados por mis miedos, como el miedo a quedarme sola, que es el mayor miedo entre mis miedos.

Pensando un poco más, sí que tengo algunos sueños a día de hoy, de ese otro tipo de sueños. Algunos. Por ejemplo, la librería de viejo, o ver a Sarah McLachlan en concierto, o tener varios animales en casa...Y algunos otros que se me tienen que ocurrir.

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Mientras tanto, la canícula avanza. Las tardes son algo monótonas, a veces largas. Todos los días es gazpacho para comer, luego ver el tour, luego el libro de Roberto Bolaño. A ratos cuento los días que faltan para irnos a Berlín.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

a mi me parecen unos sueños super bonitos... y de ser feliz... imagino que no pedimos mucho pero si es mucho, y muy importante... otra gente pedirá otras cosas supuestamente más complicadas y encaminadas a una felicidad que yo nunca acabo de entender...

muchos besos

elena

Alnitak dijo...

Los sueños nunca se acaban niña, nunca nunca, por suerte, porque el día que se me acaben los sueños dejaré de existir.