Ayer fue el último helado y el fin del verano, ahora definitivamente. En el paseo marítimo un poco desierto, porque la tarde estaba desapacible.
Esta mañana han venido de la perrera a recoger al perrito que teníamos hospedado en casa. Lo encontramos perdido el viernes y ha pasado el fin de semana con nosotros, a pesar de las reticencias de Chispa. A mí se me han escapado dos lagrimones cuando lo he visto marcharse en la furgoneta del centro zoosanitario.
Mi padre me ha dado muy orgulloso un tarro de miel de caña de Nuestra Señora del Carmen, para ponérsela a las berenjenas, además de las provisiones de croquetas y pollo en salsa. Yo me voy con un poco de pena, pero también con ganas. Es la ezquinofrenia que tenemos los de provincias en Madrid.
6 comentarios:
Ainssss, el desarraigo. Aprovecha lo mucho que tiene que ofrecer la capital.
Besos.
¿Cómo podemos lograr este año hacer las cosas un poco mejor?
La vida es una locura. Entre el trabajo, los estudios, y blah, blah, blah... vernos resulta complicado.
Pero, ¿hacemos un esfuercito?
La verdad es que me apetece verte más este curso. Estar más cerca.
¿Cuándo empezamos a quedar?
Pues si, con ganas y con pena estamos.
aish.
uyyyy, qué identificada me siento con esa última frase tuya :)
no me puedo creer que ya estemos en octubre.
beso
Bueno, a las provincianas de las periferias, como tenemos casas grandes de pueblo, se nos permite rescatar gatos sin fin... y hasta un borrego recién nacido!!!!!!!!!!!
Saludos.
Yo me he levantado hoy de la siesta con antojo de helado...
=)
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