jueves, 6 de enero de 2011

La chica de los recados

En mi casa están todos resfriados y por eso yo me he convertido en la chica de los recados estos últimos días.

Ayer me acerqué a comprar el pan y el periódico en bicicleta. Hacía mucho que no lo hacía y me encanta. Sobre todo, si delante de la bici llevo una cesta para meter las cosas, y si, además, hace un día buenísimo. También compré un kilo de naranjas y un rosco de reyes. Le pregunté a la chica de la panadería si se solían agotar los roscos al día siguiente, porque nosotros somos una familia de golosos y siempre nos quedamos con ganas de más. Me dijo que, normalmente, los normales se agotan y los que van rellenos de nata se quedan. Cosa curiosa. Debe de ser por eso de que la nata impide mojar el roscón en el café o en el chocolate, lo que, a mí manera de ver, es la razón de ser del rosco de reyes.

Claro que hay gustos para todo... A mí a veces me gusta hablar con las dependientas y dependientes de las tiendas porque me informan sobre las tendencias de la población o sobre los productos que reciben. Por ejemplo, ell otro día la florista me contó que las mejores margaritas eran de Holanda y los mejores claveles, de Colombia.

Después de mis compras, cogí la bicicleta y volví a casa. Me dio pena no tener más recados para hacer.

Los Reyes Magos se han portado muy bien. Me han regalado un libro de Clarice Lispector, entre otras cosas. Sus cuentos me gustan cada vez más. Cada vez me gusta más cómo usa las palabras exactas: ninguna sobra ni falta. Esta tarde he encontrado una frase, entre muchas, que me parece digna de mención:

Entender lo difícil no es mérito, pero amar lo fácil de amar es un gran paso en la escala humana.

Y otra más:

Antes de acostarse, como si apagara una vela, sopló la pequeña llama del día.

Buenas noches.

2 comentarios:

Griada dijo...

Felices Reyes, Penquita.

:)

La Penca dijo...

Hada Gris: Gracias :)