miércoles, 1 de febrero de 2017

Un miércoles por la tarde

El pasado miércoles yo  andaba más "desquehacerada" de lo habitual, y todavía no estaba confinada al silencio cartujo y a los purés como esta semana (nada grave, pero estoy recuperándome después de la tan esperada cirugía de encía, el "famoso" injerto que llevo posponiendo ocho años, desde que volví de mi Erasmus).

Así que, aprovechando la tarde libre, fui a una conferencia sobre el Holocausto que organizaban el Centro Sefarad y la Comunidad Judía de Madrid. La conferencia se dividía en dos partes: en primer lugar, una reflexión sobre Shoa y antisemitismo (tan importante hoy en día, porque, cosa increíble, todos los días hay noticias de gente que niega el Holocausto o su carácter de genocidio del pueblo judío); en segundo lugar, el testimonio de primera mano de Anette Cabelli, una superviviente de Auschwitz. En una mezcla de ladino, francés y español, esta valiente mujer narró sus experiencias desde su deportación en Salónica, Grecia (donde vivía una importante comunidad judía sefardí) hasta su salida del campo de exterminio.

Escuchar a Anette Cabelli fue estremecedor (creo que todos los asistentes tuvimo un nudo en la graganta durante los noventa minutos que duró la intervención) y por eso mismo, necesario. Igual de necesario que leer a Primo Levi, otro superviviente del Holocausto. Ella misma señaló la importancia de no olvidar, motivo por el que aseguró que continuaría dando conferencias hasta que el cuerpo le aguantase (y tiene más de noventa años). Sin duda, valió muchísimo la pena asistir, tanto más cuanto que, ya en pleno siglo XXI, no habrá muchas más oportunidades de oír de primera mano a ningún superviviente del Holocausto.


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